¿Dónde nace el branding? Seamos claros: los seres humanos percibimos el mundo no solo a través de lo que vivimos hoy, sino también de lo que hemos heredado desde hace milenios. Todo lo que observamos —formas, colores, texturas— lo interpretamos a través de la larga experiencia acumulada por nuestros antepasados. En realidad, somos el producto de una evolución cultural tan extensa que, a menudo, olvidamos la oscuridad que nos rodeaba cuando éramos nómadas en busca de refugio. Ese misterio primitivo, esa fascinación por lo desconocido, todavía nos acompaña hoy. ¿Alguna vez te has preguntado por qué el packaging negro de unas patatas premium resulta tan atractivo? No es solo una moda: es la oscuridad de antaño transformada en lujo, en sofisticación.
La historia detrás del diseño
El branding no es magia. Tampoco es mera estética. Es la prolongación de nuestra historia y de cómo hemos aprendido a reconocer aquello que nos hace sentir seguros o poderosos. Tomemos, por ejemplo, las tipografías. Las clásicas con serifa, inspiradas en los antiguos templos griegos y romanos, evocan formalidad, tradición y autoridad. Por otro lado, las tipografías de palo seco simbolizan una evolución hacia la funcionalidad y la modernidad. Y si nos fijamos en los tags de grafiti —desordenados, irreverentes—, queda claro a quién interpelan: a una generación de jóvenes hambrienta de identidad y rebeldía.
Los símbolos como lenguaje universal
Este legado simbólico se refleja en cada detalle. El viento que hace bailar las ramas de un árbol o la postura de un cazador acechando a su presa ha quedado grabado en nuestro ADN. En el mundo actual, esto se traduce en una tipografía cursiva que comunica dinamismo, en un eslogan contundente que promete velocidad o en el sonido de las olas, que nos evoca calma. Incluso el punk nos recuerda una actitud de inconformismo y de ruptura con las normas establecidas. Y, por supuesto, la moda no es una excepción: los símbolos de las tribus urbanas o de los círculos elitistas se utilizan para proyectar estatus o ideología. Lo que vestimos dice mucho sobre el grupo con el que queremos identificarnos.
Branding: tu identidad y la de los demás
Y si esto es cierto para la moda, también lo es para el mundo de las empresas y de las personas. El branding no es otra cosa que aquello que nos define: quiénes somos, qué representamos y cómo deseamos ser percibidos. Desde nuestra filosofía hasta nuestra imagen pública, el branding es una invitación abierta a aquellos que queremos inspirar e influir.
Entonces, ¿estás preparado para abrir la puerta del branding?